domingo, 25 de noviembre de 2018

CARTA DE UNA MADRE


 Carta de una madre  
   ¡A quién pueda interesar!

En el siglo XXI en el que las personas ya no se esconden en un armario por su condición sexual, religiosa o política, aún quedan seres que sí tienen que hacerlo; pues declarar públicamente que padecen síndrome de Asperger produce en la sociedad un rechazo a la hora de relacionarse para encontrar pareja o en el mundo laboral para encontrar trabajo.

El gran desconocimiento acerca de este síndrome, convierten a las personas que lo padecen en poco fiables o problemáticas. ¡ Y nada más lejos de esta percepción! Los Asperger son personas extraordinarias, trabajadores excepcionales, perfeccionistas y rigurosos, con un gran sentido del deber, responsabilidad y fidelidad; que poseen un sexto sentido para ver y observar allí donde el resto de los mortales no percibimos nada.

Son personas con una inteligencia por encima de la media y poseen una mente privilegiada para aquello que le apasiona, mente a veces desaprovechada por no poder alcanzar sus metas. Si no tienen a alguien que vea  todas sus virtudes, que son muchas, y solo se centren en la apariencia externa, ¡están perdidos! porque en ellos no se cumple el dicho de que "la cara es el espejo del alma". Su cara puede ser más o menos  expresiva pero su alma es brillante.

Soy madre de un Asperger, su currículum es extenso, siempre en continua formación: profesor de historia, investigador, escritor, articulista... pero sin trabajo.

Después de varios años de lucha, denunciando el problema de este colectivo, en tierra de nadie para su inserción en el mundo laboral, habiendo, incluso, escrito a casa real, presidencia de gobierno, Amancio Ortega, sin obtener resultado alguno, seguimos luchando esperando que alguien le ofrezca  una oportunidad para trabajar y descubran que como trabajadores, muchos de los que nos llamamos normales deberíamos poseer algunas de sus cualidades para poder llegar a ser trabajadores tan impecables como lo son ellos.